Más adelante, cuando nos mudamos
una segunda casa, la misma señora que
nos alquilaba colaboró en que yo
consiga un trabajo. En la siguiente
etapa fuimos a hacer un voluntariado,
recuerdo que fue en el mes de agosto, y
ahí aparecieron, también, dos personas
que se preocuparon porque no nos falte
nada.
El voluntariado del Workaway es una
plataforma en la que uno, a cambio de
comida y alojamiento, presta horas de
trabajo. Fue una muy linda
experiencia, nosotros llegamos muy
predispuestos y muy disponibles, con
mucha humildad, muy listos para
aprender, me parece que eso también
fue como un punto clave.
Entendimos que estábamos
sumergiéndonos en otra cultura y que
había mucho por aprender: otra
comida, otras personas, otra manera de
hablar, es otro comportamiento. Hay
mucho a tener en cuenta, pero como la
buena voluntad y la sonrisa son
universales, hemos encontrado
personas que han colaborado y que nos
han ayudado mucho en el proceso de
hacer el voluntariado. Por ejemplo,
aprendimos a hablar en italiano allí.
Siempre fueron surgiendo
oportunidades en donde supimos
aprovechar lo que se nos presentaba, no
trabajamos a cambio de dinero, sino de
comida y alojamiento, y sin embargo,
además, nos llevamos el haber
aprendido a hablar el idioma. Todo es
retroalimentado y ayudamos y nos
ayudaron. Así es que depende de cada
uno, también, la apertura y la
disponibilidad que tiene para el
intercambio cultural, pienso.
¿Y cómo fue hacer los primeros
amigos?
Fue un poco extraño porque yo podría
decirte que los primeros amigos que
hicimos fueron, bueno, vale aclarar que
yo tengo 28 años y Cristian tiene 30, y
los primeros amigos que nos hicimos
son jubilados, pero bueno, eso es muy
propio acá en Italia.
Al día de hoy tenemos contactos con
Giuseppe, con Cinzia, muy mayores los
dos; con Angela y Andrea que son las
personas del voluntariado, que son más
jóvenes, tendrán no más de 50, pero
considero que son los primeros amigos
que hicimos porque fueron quienes nos
estuvieron acompañando, sobre todo
en el primer tiempo.
Hoy estamos trabajando en un hotel,
somos muchos argentinos y la
vinculación es desde otro lugar;
encontrarse con inmigrantes de tu
propio país cambia la mirada solamente
con saber que somos argentinos en
Italia, pero no hay ninguna barrera al
momento de acercarse porque ya hay
un paso ganado que, simplemente, es
compartir nuestras costumbres y
nuestros hábitos. Salir de tu cuarto para
ir a trabajar y encontrarte con alguien