LLEVABA UN IMPERMEABLE QUE LE HUBIESE
cubierto buena parte del cuerpo, pero
prefirió sacárselo para envolver los
periódicos. Se quedó con la camiseta
agujereada y los pantalones rotosos que
no tardaron ni diez segundos en estar
empapados. Ya otras veces había intentado
meter los papeles bajo el encauchado,
pero el agua se dio modos de penetrar
el escudo y destruirlos, así que esa vez
Federico decidió sacrificarse y salvar los