Ante el fenómeno de la emigración de
jóvenes argentinos todos tenemos
percepciones distintas y ellos
diferentes argumentos para tal
decisión. Lo cierto es que es una
experiencia que acarrea emociones
diversas, experiencias intensas, para
todas las partes, para los que se van y
para los que se quedan.
Llegó a mi vida. Mi única hija tomó la
decisión de partir hacia otros
horizontes, mirar el otro lado de la
luna y crecer.
Somos muchos los padres, madres y
familias que atravesamos esta
experiencia y en cada caso es diferente
aunque hay un punto en común, el
aceptar la distancia.
Es un desafío enorme para la empatía,
y más aún para la aceptación. El
corazón se pone a prueba, la vida
cambia.
Hoy, en este espacio, traigo mi
experiencia personal y mi hija me
acompaña. Contamos un pedacito de
nuestra historia y nos encontramos.
Hay muchas maneras de vencer a la
distancia, de seguir construyendo y
fortaleciendo los vínculos, claro que
depende de la historia de cada vida,
pero sucede que las condiciones que
conocemos para amar sanamente y
promover la resiliencia, necesitan un
lugar preponderante en nuestra
experiencia vital.
Cuando recibí la noticia sentí que mi
corazón se rompía, me invadieron las
preguntas, dudé de mi capacidad para
soportarlo pero también, al mismo
tiempo, observé los ojos de mi hija, su
madurez, su tendencia a la
autorrealización manifiesta frente a
mí, su valentía, su autonomía y su
deseo real.
Me tomé mi tiempo para realmente
comprender sus motivaciones, y su
autodeterminación y me encontré con
una mujer íntegra, sólida, que merecía
– una vez más – todo mi orgullo, mi
apoyo y acompañamiento genuino,
congruente, empático y aceptante.
Su búsqueda es legítima como lo es su
espíritu y su fortaleza, ella se brinda a
sí misma las condiciones necesarias
para su desarrollo como persona, fue
entonces cuando entendí que hoy es
ella la que enseña y yo la que aprendo.
Nosotras.
Hola/ hija…
Hola/ ma….
Contanos dónde estás viviendo
Bueno, nosotros viajamos, en Mayo del
año pasado, en el 2023. En este
momento estamos viviendo, mi marido
Cristian y yo, en los Dolomites, en
Italia. Para quien no conoce son los
Alpes Suizos, pero del lado italiano.